Dr. Xavier Vilà (Unidad neumología de Gabinet d’Especialitats Mèdiques Associades GEMA S. L.)
Durante el sueño, lo normal es que nosotros respiramos al igual que cuando estamos despiertos, pero a veces aparecen alteraciones de la respiración que dan lugar a una enfermedad que la gente conoce como apnea del sueño.
El sueño normal no es una situación de reposo total o de inmovilidad, es un estado en el que acontecen muchas cosas, cambios de posición, amplias oscilaciones del pulso, de la presión arterial, hay cambios en la profundidad y ritmo de la respiración, los músculos tienen actividad y también el cerebro (sueños).
Tener una apnea significa dejar de respirar. Lo normal es que en algún momento mientras dormimos, dejemos de respirar, pero si este paro llega o supera los 10 segundos de duración podemos tener problemas.
Se desconoce la causa exacta de la apnea, pero sí sabemos que la vía aérea superior se cierra como consecuencia, en parte, de la relajación muscular durante el sueño, o bien por efecto de una obstrucción anatómica a nivel de la orofaringe (amígdalas grandes, bocio…).
El cierre total de la vía aérea superior se llama hipoapnea.
SAHS es un trastorno de la respiración durante el sueño que cursa con frecuentes episodios de corta duración de interrupciones o pausas de la respiración. Es una enfermedad crónica que precisa tratamiento a largo plazo. Es muy frecuente, afecta al 4-6% de los hombres, al 2,4% de mujeres, y al 1-3% de niños. Así, un 4% de la población lo sufre y el 25% de los accidentes de tráfico están relacionados con ella.
La manifestación más frecuente del SAHS es el ronquido fuerte e interrumpido por pausas de la respiración, seguido de movimientos incontrolados de todo el cuerpo: “es una lucha continua por mantener la respiración”, y de eso la que más sabe es su pareja porque con sus ronquidos no puede dormir.
Los paros “respiratorios” le obligan a despertar de forma consciente (ahogos nocturnos o sobresaltos) o inconsciente (microdespertares), múltiples veces durante la noche. Como consecuencia disminuye la cantidad y calidad del sueño (duerme mal, a ratos, con disminución o ausencia de las fases profundas que son las reparadoras).
La consecuencia inmediata es que se duerme en situaciones normales de la vida diaria (comiendo, hablando, leyendo, viendo la tele, en el cine, etc.), eso es lo que llamamos hipersomnolencia diurna.
Es un problema muy serio, pues interfiere en su actividad normal, le incapacita, pone en peligro su vida ya veces la de los demás.
Por otra parte, como en cada apnea el oxígeno de la sangre disminuye, puede generar trastornos cardiorrespiratorios, alteraciones neurocognitivas (dificultad para la concentración, pérdida de memoria, etc.); alteraciones sexuales (impotencia, inapetencia sexual…).
Las pruebas establecidas para el diagnóstico del SAHS son: Polisomnografía y Poligrafía respiratoria. Se realizan mientras se duerme. El médico especialista le aconsejará realizar una u otra prueba para confirmar su enfermedad. La polisomnografía se realiza en un hospital. La poligrafía respiratoria se puede realizar en el domicilio o en el hospital. Es la más frecuente.
Para llevar a cabo esta prueba, se colocará un sensor en los orificios de la nariz que mide cómo entra y sale el aire que usted respira. Un cinturón elástico alrededor del tórax y otro en el abdomen para ver los movimientos respiratorios. Un sensor de posición corporal. Un pequeño micrófono que se coloca en el cuello para captar sus ronquidos. Asimismo, se colocará un pulsioxímetro que capta, gracias a una pequeña señal de luz, la saturación de oxígeno que tiene en la sangre (ver https://www.gemasl.com/proves-diagnostiques/respiratories/poligrafia-respiratoria)
Mediante una aplicación informática, se analiza toda la información y se establece el promedio de apneas e hipoapneas durante el sueño (apneas por hora). Este promedio es muy importante para valorar la gravedad de la enfermedad y tratamiento.
El primer tratamiento a realizar es adquirir hábitos de vida saludables para corregir los diferentes factores que pueden favorecer el colapso de la vía aérea:
· Si tiene sobrepeso, pierda peso.
· Duerma de lado.
· Duerma las horas suficientes y en horario regular.
· Evite las bebidas alcohólicas y estimulantes sobre todo por la noche.
· Evite el tabaco.
· Evite tomar medicamentos para dormir.
· Evite cenas abundantes y espere, si es posible, dos horas antes de acostarse.
Junto a estas medidas, el tratamiento más habitual (en función de la gravedad de la enfermedad) recomendado y que hoy en día ha demostrado eficacia, es la CPAP (aparato que debe utilizar para dormir).
La CPAP es un aparato que «sopla aire», es decir, proporciona aire a una presión continua. Este aire suministrado a través de sus fosas nasales, hace que la vía respiratoria del interior del cuello (faringe) se dilate y se mantenga siempre abierta, evitando así que se produzcan los paros respiratorios (apneas).
En diciembre de 1998, consiguió los estándares de calidad del Servei Català de la Salut y posteriormente obtuvo la certificación de calidad ISO para la realización de las diferentes pruebas diagnósticas que se llevan a cabo en el centro y que va actualizando repetidamente siendo en la actualidad la certificación ISO 9001:2015 la que se encuentra vigente.
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